La horterada triunfante de "Danny Collins. Nunca es tarde"

¿Qué pasaría si después de toda una carrera profesional nos diésemos cuenta de que nuestra vida podría haber sido diferente? Es lo que le ocurre a Al Pacino en la comedia basada en hechos reales de Dan Fogelman, creador de la serie de televisión Galavant (2015). La historia también cuenta con actuaciones de Christopher Plummer, Annette Bening, Jennifer Garner, y un guión para amantes de John Lennon.

QUÉ CUENTA: Danny Collins es un cantante de pop que está pasado de todo. Tras su última gira, y coincidiendo con su cumpleaños, su amigo y manager (Plummer) le regala la carta que le envió John Lennon hace 30 años y que nunca llegó a recibir. Ante las palabras del músico de Los Beatles, Collins se propone dar un giro total a su vida.

Salvada por los actores

No queda mucho material novedoso en esta película si tenemos en cuenta, como era de esperar, una insaciable interpretación notable por parte de Al Pacino. Sin dudas la dirección de actores es lo que mejor funciona en esta comedia donde predomina la química de un reparto acertado: comenzando por los más veteranos y ofreciendo un voto de fe a Garner y Bobby Cannavale. Quizás sea en el rol de éste último actor donde se halle la llave capaz de girar la cerradura de las escasas sorpresas que ofrece un guión como éste.

La película sabe duplicar su género, mostrando dotes de excelencia en sus diálogos, así como en un inesperado drama que mantiene atento al espectador. Era necesario algo así, puesto que la esencia de la historia ya se nos ha planteado demasiadas veces tanto en la realidad como en la ficción. Sin ir más lejos, el ejemplo más reciente lo tenemos en el documental Amy (A. Kapadia, 2015), sobre la difunta artista británica Amy Winehouse.

Una carta de Lennon

Como si de la última película de David Trueba se tratase (Vivir es fácil con los ojos cerrados, 2013), la figura de John Lennon se presenta aquí como detonante de la historia, la cual mueve los hilos de una personalidad toxicómana arrepentida por sus excesos. Por su parte, el mensaje final de la película cumple más allá de lo esperado, incluso llevando al espectador al campo del drama y dejando en ocasiones una sensación agridulce. Sin embargo, la parte de comedia no defrauda y nos recuerda su presencia en todo momento.

Pese a sus convencionalismos, Nunca es tarde es un trabajo que se deja ver. Aunque sólo sea por admirar, una vez más, el carisma de Al Pacino al perder la vergüenza entre lo hortera de su vestuario y lo ridículo de su personaje.

¿Habéis visto la película?¿Creéis que Al Pacino todavía puede sorprender con personajes nuevos? ¡No dudéis en dejar un comentario comentando qué os ha parecido el film!