Se trata de la opera prima de Ryan
Gosling. Sí, sí, han leído bien. El pequeñín que hizo de semidios griego (El joven Hércules, C. Graves, C. Haskell
y A. Merrifield, 1998) creció y nos enamoró en El diario de Noa (N. Cassavettes, 2004). Desde entonces no ha
parado de trabajar hasta convertirse en todo un ídolo de masas, generalmente
femenino. Con este thriller familiar y decadente nos demuestra, como ya esperábamos,
que sus entrañas psicológicas guardan terroríficas tinieblas y algo de ironía.
QUÉ CUENTA: Detroit ha quedado desértica. Todo el mundo la ha abandonado tras el estancamiento de agua producido por la modificación del río. Billy (Christina Hendricks) y su hijo Bones (Iain de Caestecker) tratan de sobrevivir y conseguir dinero en un mundo donde la fuerza del acosador prevalece.
Los críticos de Cannes no se
muestran muy de acuerdo con que Gosling salga de la pantalla para posicionarse
detrás de las cámaras. Tildada de presuntuosa y demasiado referencial, muestra
un estilo que efectivamente recuerda factores como el surrealismo y bizarrismo
de David Lynch o la incomodidad ambiental que transmite Nicolas Winding Refn.
Lo cierto es que de ellos y alguno más puede estar plagado de referencias este
primer trabajo que si bien su forma no me ha desagradado, a pesar de alguna que
otra escena de sangre gratuita, prefiero juzgarla desde su punto de vista más
profundo.
Veo en Lost river un reflejo social y político, explicado a través de un
cuento de hadas pesadillesco. Una familia haciendo lo que extrapola sus límites
para conseguir conservar la normalidad en un Detroit que ya no es ciudad, sino
abandono y soledad. No importan aquí las razones por las que se ha llegado a
tales circunstancias. Importa el presente, el ahora, la supervivencia del más
fuerte y la familia unida a pesar de la marea y el fuego que arrasan con el
propio hogar. Cabezas de familia en paro, dilemas morales, bullying y
aprovechados en sus puestos de poder. ¿Qué sociedad no tiene un poco de todo?
La retratada por Gosling también, pero bajo la paranoia visual y estética de
quien busca despuntar en todo momento.
No resulta aburrida en ningún
momento. Incluso los espacios vacíos son rellenados con una banda sonora que
parece haber sido buscada por el mismo Refn. Si Ryan Gosling aún no tiene un
estilo que pueda considerarse personal y único, dejémosle que se lo piense,
pues apunta maneras.
Christina Hendricks – Joan en la
serie Mad men (M. Weiner, 2007) - pasa
a primer plano como madre desvastada por su situación económica. Pese a que no
es la protagonista completa del film, es ella quien nos deja grabadas en la
retina las imágenes más perturbadoras y excéntricas. Su hijo en la ficción,
Iain de Castecker –visto en la serie Marvel,
Agents of S.H.I.E.L.D. (J. Whedon, 2013) - , se esfuerza pero no consigue
agarrar por la camisa al espectador todo lo que debiera. ¿Significará esta
película su lanzadera final (o inicial) en Hollywood? Eso sí podemos asegurarlo
con respecto a la “pavisosa” Saoirse Ronan, quien parece tener algún tipo de
gancho para muchos directores (recordémosla con su particular mancha facial en
la naif El gran hotel Budapest, de
Wes Anderson, 2014). Eva Mendes, actual pareja de Gosling, también participa en
la película con un par de secuencias poco significativas, y por último, demos
la mención honorífica a Matt Smith, quien acoge un rol sorprendente y muy
apartado del Dr. Who, a quien encarnó a partir de 2009.
El debut del joven actor mantiene
unos intereses estéticos alejados del gusto del público general pero que pueden
considerarse un buen comienzo si se observa como un trabajo de estudio donde se
concentra todo lo aprendido de sus propios ídolos.
Te gustará si…
-
No te repelen las escenas fríamente sangrientas.
-
Te gustan sus marcadas influencias.
-
Te gusta la imagen de “chico gris” que desprende Ryan
Gosling incluso con su presencia.
Imágenes de Lost River