jueves, 16 de abril de 2015

Mortdecai

No es la primera vez que Johnny Depp trabaja a las órdenes del director David Koepp, pues compartieron producción en 2004 con La ventana secreta, una de las escasas incursiones del actor en el terror y la intriga. Repiten esta vez con una comedia de ladrones y obras de arte, basada en la obra literaria de Kyril Bonfiglioli.


QUÉ CUENTA: Charlie Mortdecai (Depp) es un comerciante de arte en bancarrota. Sin saber cómo, se ve inmerso en la investigación de un cuadro de Goya robado, que es llevada a cabo por el inspector Martland (Ewan McGregor). Sin embargo Mortdecai y su esposa (Gwyneth Paltrow) conservan intereses propios en la posibilidad de apoderarse del cuadro.

La película dispone de los mejores materiales para crear una pieza de museo de distintos matices y colores y en cambio, como sucede en numerosas películas que apuestan por una gran concentración de actores de renombre, todo queda en una naturaleza muerta torpemente ejecutada. La trama no resulta interesante, ni mucho menos emocionante con su acción y gags surrealistas plagiados del mejor Wes Anderson. Pero ni aún copiando del artista de al lado logra salir victoriosa este fútil intento de entretenimiento light que confía al cien por cien en un Johnny Depp malacostumbrado a los aplausos con su única presencia en escena.

No es la primera vez que Depp defrauda con su papel y no por ello dejaremos de amar a nuestro Jack Sparrow, pero a raíz de Mortdecai surgen varias cuestiones sobre la capacidad de reinvención del actor. Así como me pregunto, considerando a McGregor y Paltrow, acerca de los factores que éstos tienen en cuenta a la hora de aceptar un papel. Estas divagaciones son fruto de unos personajes vacíos a la par que convencionales, que empequeñecen las potentes capacidades de estas fieras de la interpretación. Paul Bettany marca la diferencia con el papel más cómico de la historia, aunque su presencia se limite a unos cuantos golpes de humor terriblemente mascados.


Cuando una comedia deja de aportar sonrisas al espectador para provocar miraditas al reloj es que la cosa va mal, muy mal. Y esto debería haber sido anticipado desde la creación que peca de insubstancial, cuyo único acierto es la oda al bigote del protagonista en un contexto crítico para el modernismo vintage. Mortdecai es, en definitiva, un personaje desubicado temporalmente. Un galán del arte en un tiempo demasiado moderno para él, factores que podrían haber propiciado mayores dosis de comicidad.

Te gustará si…

-          Te gustan las clásicas películas de robos y atracos, aunque ésta tenga mucho que aprender de ellas.
-          Eres un/a incondicional de Johnny Depp.
-          No te importa ver una película “pasajera”. No la recordarás dentro de un año.

Imágenes de Mortdecai