Éste no es un post común. La película
de la que voy a hablar a continuación tampoco lo es. Data de 1975 y fue
dirigida por Jim Sharman, quien posee una pequeña carrera cinematográfica pero
un espléndido recorrido como creador teatral. No es un filme de reciente
estreno (evidentemente), pero sí reincidente en muchas salas por su condición
de película de culto y por la interactividad de la que es partícipe el
espectador. Como ya he dicho, ésta no es una película común.
Tuve la oportunidad de verla en unos antiguos cines del Barrio Latino de París, el Studio Galande, donde los viernes y sábados desde hace 30 años se proyecta acompañada de una simultánea representación teatral. Imaginad mi regreso a casa con la ropa empapada, granos de arroz en los bolsillos y una sonrisa de oreja a oreja por haber bailado en la misma sala los temas principales de este cómico y bizarro musical.
QUÉ CUENTA: Brad (Barry Bostwick) y Janet (Susan Sarandon) acaban de prometerse, y para celebrarlo deciden ir a visitar al profesor Scott, gracias al cual se conocieron. Una tormenta en mitad del viaje les obliga a buscar ayuda en un castillo misterioso, habitado por Frank-N-Furter (Tim Curry), un Frankenstein travesti que se prepara para presentar a sus peculiares secuaces su nuevo proyecto: un prototipo de hombre con el que saciar sus deseos sexuales.
Unos labios pintados de rojo al
comenzar el filme ya nos anuncian el nivel de sensualidad, perversión y
musicalidad que seguirá como una constante durante el resto de la historia. No
entendemos mucho sus referencias pero nos da la bienvenida a su película con
una canción – Science fiction/Double
feature- que, al igual que el resto de repertorio en su banda sonora,
resonará en nuestras cabezas durante días.
Tranquilos, si la introducción nos
ha parecido extraña, no desistamos. Como toda historia coherente, se encarga de
posicionarnos en la normalidad de una pareja protagonista - llama sobre todo la
atención una jovencita Susan Sarandon con su melosa voz-, unos mosquitos
muertos que pronto probarán las mieles de la fiesta sexual. Les acompañaremos
en un viaje torrencial de surrealismo sin límites, estribillos danzarines y
personajes sacados de un rastrillo casposo de disfraces.
Pero vayamos al quid de la cuestión.
¿Por qué una película setentera y “cutre” ha conseguido desvelar tantas
pasiones? A continuación os presento sus claves principales:
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El aspecto
“oldie” es su mejor baza. Los efectos especiales no son ninguna maravilla y
los decorados parecen sacados de una financiación escasa. Pero el director es
el primero en no tomarse en serio su propia ficción, lo que hace de la
ridiculez y la auto-parodia un satisfactorio orgullo.
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Es el papel más memorable de Tim Curry, y eso es porque lo borda al ponerse en la piel de un
travesti que no se esconde de quién es. Sufre por sus pasiones y no le gusta
que toquen sus cosas. Eso sí, llega a ser muy convincente para conseguir sus
propósitos. Todo un icono de la lujuria y la libertad sexual y personal.
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Las banda sonora
invita al acompañamiento vocal y los movimientos de pelvis con temas como Damnit Janet, Time warp, Sweet Transvestite,
Hot Patootie o I can make you a man, Pura dinamita.
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Su mensaje y su
humor no pasa de moda. Es una oda al individualismo (no juzgues un libro por su portada),
cargado con una moraleja sobre la irrelevancia del Ser en el planeta. Y si
pasados 30 años nos siguen sorprendiendo unos cuantos gags “verdes”… ¿no
deberíamos cuestionar los tabús que permanecen en nuestra sociedad?
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Todo ello justifica la moda de las proyecciones/performance en las que rige la siguiente norma: todo lo
que sucede en pantalla, sucede en la sala. Si llueve, el público ha de mojarse,
si hay una pareja pasando por el altar el arroz sobrevuela las cabezas, y si
hay sexo… puede que los actores que acompañan la función no sólo te enseñen a
bailar las canciones.
No sé vosotros pero yo ya tengo
plan para el próximo Halloween. Buscaré el centro cultural más próximo que
repita esta clase de proyecciones, buscando revivir las canciones que ya forman
parte de uno de mis musicales favoritos, así como descubriendo una nueva
versión de esta experiencia fílmica que lleva 40 años reinventándose.
Te gustará si…
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Disfrutas de los musicales que no dejan espacio para el
aburrimiento.
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Vas equipado con contenedores de agua, un paquete de
arroz, un periódico, guantes, confetti… y mucho cachondeo.
Studio Galande
42 Rue Galande,
75005 Paris (Francia)
Imagen de The Rocky Horror Picture Show (Facebook)