miércoles, 13 de mayo de 2015

La familia Bélier

Aclamada por la crítica y premiada su protagonista como mejor actriz revelación en los premios franceses César del pasado año, el director Eric Lartigau nos presenta una comedia dramática sobre la cohesión familiar, la discapacidad sensorial y las ganas adolescentes de comerse el mundo.

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QUÉ CUENTA: Paula Bélier (Louane Emera) es la única en su familia que no es sordomuda. Y como consecuencia, ha de servir como ayuda y soporte de sus padres y hermano menor. Más aún cuando el padre (François Damiens) decide presentarse como alcalde del pueblo y necesita preparar toda la campaña electoral. Sin embargo, Paula tiene otros problemas en el instituto y otros planes con respecto a su futuro.

Lartigau se acerca a la Francia rural como ya lo hiciera Dany Boon con Bienvenidos al norte (2008) en un intento de asemejar ambas historias (contrastes entre lo civil y lo rural) y humor. No obstante en algunos minutos la historia confunde al espectador adaptando un tono más dramático que no llega a calar en el interior del espectador por su irrelevancia en la historia, aunque también debido al brusco paso con el que la película va alternando comedia y drama meloso. Preocupaciones “teen” que al público medio le parecerán fútiles e innecesarios cuando la premisa principal – una familia de sordomudos – resulta ser una trama potente de por sí.

Y quizás ello sea su primer pecado: La familia Bélier se pierde en su propio ecosistema insertando tramas menos llamativas y buscando una personalidad que no acaba de encontrar. Los sonidos, la música, la comunicación, el silencio. La película lo tiene todo para ser la nueva delicia francesa y seguir los pasos de la citada película de Boon o Los chicos del coro (C. Barratier, 2004), pero llega a aburrir con personajes ingenuamente exagerados y – esto es lo que más me molesta, pues alberga gran parte del potencial del film – una banda sonora malograda, sosa y repetitiva.

Pero no es todo negativo lo que he reservado para esta peculiar familia. Pese a fallos estructurales y de contenido, el desenlace de la cinta puede llegar a conmover a los más sensibles, demostrando por fin (válgase la redundancia) las razones originales, dulces y detallistas que han motivado al director a rodar esta película. Incluso llegamos a identificarnos con una persona que desea abandonar su altruismo para conseguir despegar las alas en un mundo imparable. Emera transmite muy bien estos sentimientos y por ello queda justificado su César. Además resulta ser una actriz polivalente, que actúa, canta y te llama “cabrón” en lenguaje de signos.

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Los secundarios, que son bastantes, mantienen el interés por la historia pero cabe destacar algún que otro momento que acaba siendo histriónico por parte de la madre Bélier (Karin Viard) y el profesor de canto (Eric Elmosnino). Gran parte de la comicidad se la lleva el rol del patriarca sensorialmente limitado y adentrado en la política (Damiens), y alguna que otra escena menos forzada que otras.

Una correcta elección en cartelera que, si bien no puede ser tratada de “peliculón”, dejará un buen sabor de boca y sobre todo, la sensación de haber invertido bien el dinero gracias a sus simpáticos esfuerzos de entretenimiento. Además, merece la pena tan sólo por la delicadeza con la que se nos enseña la difícil vida de los discapacitados en una sociedad inadaptada a ellos.


Te gustará si…

-          Te gustó Bienvenidos al Norte.  
-          No te gusta que los actores sean doblados cuando cantan.
-          Te gustan las películas familiares y con lecciones de vida. 

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Imágenes de La familia Bélier