El actor Daniel Guzmán, conocido
por aparecer en series de televisión como Aquí no hay quien viva (I. Ariztimuño,
A. Caballero, 2003), ha tardado en estrenar su primer largometraje como
director. Pero en cuanto lo ha hecho, se ha llevado a todo el público por delante.
El primero, el jurado del Festival de Málaga, el cual otorgó la cinta con la Biznaga de Oro.
QUÉ CUENTA: Darío (Miguel Herrán) no es buen estudiante. Además, la situación en su casa y la relación entre sus padres le hace tomar la decisión de escapar del hogar. Muchos amigos, algunos viejos y otros nuevos, le ayudarán a salir adelante. Sin embargo, él también tratará de ayudar a sus amigos, y eso le traerá más problemas.
Las calles y su hostilidad son los
principales protagonistas de esta obra en la que Daniel Guzmán vuelve a
retratar perfiles similares a los que nos mostró en su cortometraje de 2003, Sueños. Coincide en ambos trabajos la
figura de una amistad incondicional y falta de lógica, una amistad infantil en
la que la falta de motivos por los que existir ya es un motivo en sí. En A cambio de nada, esta relación se
produce en los cuerpos adolescentes de dos chicos en su peor edad del pavo, encandilados
por las chicas y la velocidad de una motocicleta y ahuyentados de las
responsabilidades adultas que se le vienen encima.
La historia es también reflejo de
la sociedad actual, corrompida por varias crisis: económica, social y
educativa, aunque quizás ésta última tenga alguna vinculación con las dos
primeras. Todo ello visto desde el punto de vista de un joven (Herrán) atrapado
en la incomodidad de su propia casa y en la aceptación de decisiones
arriesgadas (por momentos inverosímiles) para la supervivencia. En la película
abunda el drama pero recoge pequeñas semillas cómicas cosechadas por la química
entre ambos protagonistas – Herrán y Antonio Bachiller- o por incorporaciones
como las de Antonia Guzmán (abuela real del director) o Felipe García Vélez.
Con todo, se agradece el aire
fresco que Guzmán otorga a su obra, sumida en la actualidad de un Estado que
vuelve la espalda a los más desfavorecidos. Pero no consigue llamar más la
atención por no proponer nada más novedoso más allá de alguna fórmula simpática
y un final coherente con su comienzo. Es, en fin, la versión edulcorada, virgen
y actualizada de Historias del Kronen
(M. Armendáriz, 1995), pero plantea la necesidad de una película descriptiva de
las clases medio-bajas cada cierto tiempo en nuestro país.
Aunque formalmente la película sea
sencilla, tiene de trasfondo bastante juego psicológico y emocional, y por ello
debemos aplaudir la conjunción y plasmación de elementos como la soledad, la
incomprensión y en definitiva, la amistad en su esencia más bella. Daniel, te
seguiremos de cerca.
Te gustará si…
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Disfrutas con todos los papeles de Luis Tosar, incluso
con sus más pequeños.
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Has cantado alguna vez “Me va, me va”, de Julio
Iglesias… (¡Y lo sabes!)
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Sigues de cerca los nuevos talentos españoles.
Imágenes de A cambio de nada