miércoles, 4 de marzo de 2015

Cincuenta sombras de Grey

Desde su producción, la adaptación del best seller de E. L. James ha levantado diversas polémicas, bien por su controvertida temática, bien por la elección de sus principales actores, quienes finalmente fueron seleccionados Dakota Johnson (hija de Melanie Griffith y Don Johnson) y Jamie Dornan, modelo y actor.


QUÉ CUENTA: Anastasia Steele (Johnson) va a graduarse dentro de poco y tiene que hacerle una entrevista a Christian Grey (Dornan), joven e importante empresario. La química que se desata en su encuentro les hará coincidir más veces y a comenzar una relación pasional. Pero los hobbys sexuales de Grey son algo peculiares…

No quisiera entrar en profundidad en ciertos temas que ya han generado suficiente publicidad a esta película. Una de las que más he escuchado ha sido la crítica feminista sobre la imagen de mujer sumisa que deja el papel de Anastasia. Evidentemente estoy en desacuerdo ante la dominación de cualquier género sobre otro, pero esta película reporta algo existente en el mundo real: relaciones entre dominantes y sumisas. El cine siempre se ha encargado de reflejar y denunciar el mundo que le rodea y por ello no pienso juzgar el mensaje que pudiera recibir el espectador a partir de esta historia, de la cual todavía desconozco el final. Aunque no nos guste, las sumisas y el bondage existen.

Me limito, por tanto, a valorar la consistencia actoral de Johnson, óptima aunque desaprovechada en un personaje increíblemente inverosímil, y la de Dornan, dejando mucho que desear para un personaje que pide a gritos una mayor madurez, tanto física como psíquica. Me limito a criticar una historia que comienza ya embadurnada de patetismo (véase la escena del encuentro entre Anastasia y Christian) y que se desarrolla con sumo aburrimiento entre escenas esquivas de dureza sexual y muy similares unas con otras.

La directora del film, Sam Taylor-Johnson, ha admitido su intención de no querer mostrar orgasmos, ni genitales ni sexo oral, convirtiendo uno de las historias más afamadas por su “verde” contenido en una ridiculez alejada del porno pero también del erotismo. Un fallo si tenemos en cuenta que vivimos la era de la sobreexposición mediática y la información, donde el erotismo se descarga a diario a golpe de click.


Cincuenta sombras de Grey es, en fin, un drama adolescente que se ha beneficiado del bombo mediático generado por su libro predecesor pero que desmerece por completo su visionado debido a su aletargada calidad narrativa y su desmesurado metraje para la poca “chicha” (nunca mejor dicho) mostrada. Un Crepúsculo (C. Hardwicke, 2008) con incoherencias, en el que los personajes sufren para poder entenderse cuando no se entienden ni a sí mismos, mientras sigue en danza un contrato de sumisión que no llega a firmarse pero que su creador se mete por el forro a la primera de cambio y en repetidas ocasiones.

Disculpen si les he desvelado algo importante de la trama, pero el malestar que me ha supuesto perder dos horas de mi vida me genera cierta agresividad textual que he de resolver cuales amantes desatan - atando - su pasión. Ésta película habla de eso y de poco más.

Te gustará si…

-          Te gusta Beyoncé. Su BSO es lo más acertado de la película.
-          No esperas ninguna escena especialmente picante.
-          La tomas de argumento para discusiones como: “¿por qué en el cine se enseñan tetas y no penes?”.