Desde su producción, la adaptación del
best seller de E. L. James ha levantado diversas polémicas, bien por su
controvertida temática, bien por la elección de sus principales actores,
quienes finalmente fueron seleccionados Dakota Johnson (hija de Melanie
Griffith y Don Johnson) y Jamie Dornan, modelo y actor.
QUÉ CUENTA: Anastasia Steele (Johnson) va a graduarse dentro de poco y tiene que hacerle una entrevista a Christian Grey (Dornan), joven e importante empresario. La química que se desata en su encuentro les hará coincidir más veces y a comenzar una relación pasional. Pero los hobbys sexuales de Grey son algo peculiares…
No quisiera entrar en profundidad
en ciertos temas que ya han generado suficiente publicidad a esta película. Una
de las que más he escuchado ha sido la crítica feminista sobre la imagen de
mujer sumisa que deja el papel de Anastasia. Evidentemente estoy en desacuerdo
ante la dominación de cualquier género sobre otro, pero esta película reporta
algo existente en el mundo real: relaciones entre dominantes y sumisas. El cine
siempre se ha encargado de reflejar y denunciar el mundo que le rodea y por
ello no pienso juzgar el mensaje que pudiera recibir el espectador a partir de
esta historia, de la cual todavía desconozco el final. Aunque no nos guste, las
sumisas y el bondage existen.
Me limito, por tanto, a valorar la
consistencia actoral de Johnson, óptima aunque desaprovechada en un personaje
increíblemente inverosímil, y la de Dornan, dejando mucho que desear para un
personaje que pide a gritos una mayor madurez, tanto física como psíquica. Me
limito a criticar una historia que comienza ya embadurnada de patetismo (véase
la escena del encuentro entre Anastasia y Christian) y que se desarrolla con
sumo aburrimiento entre escenas esquivas de dureza sexual y muy similares unas
con otras.
La directora del film, Sam
Taylor-Johnson, ha admitido su intención de no querer mostrar orgasmos, ni
genitales ni sexo oral, convirtiendo uno de las historias más afamadas por su
“verde” contenido en una ridiculez alejada del porno pero también del erotismo.
Un fallo si tenemos en cuenta que vivimos la era de la sobreexposición
mediática y la información, donde el erotismo se descarga a diario a golpe de
click.
Cincuenta sombras de Grey es, en fin, un drama adolescente que se
ha beneficiado del bombo mediático generado por su libro predecesor pero que
desmerece por completo su visionado debido a su aletargada calidad narrativa y
su desmesurado metraje para la poca “chicha” (nunca mejor dicho) mostrada. Un Crepúsculo (C. Hardwicke, 2008) con
incoherencias, en el que los personajes sufren para poder entenderse cuando no
se entienden ni a sí mismos, mientras sigue en danza un contrato de sumisión
que no llega a firmarse pero que su creador se mete por el forro a la primera
de cambio y en repetidas ocasiones.
Disculpen si les he desvelado algo
importante de la trama, pero el malestar que me ha supuesto perder dos horas de
mi vida me genera cierta agresividad textual que he de resolver cuales amantes
desatan - atando - su pasión. Ésta película habla de eso y de poco más.
Te gustará si…
-
Te gusta Beyoncé. Su BSO es lo más acertado de la
película.
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No esperas ninguna escena especialmente picante.
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La tomas de argumento para discusiones como: “¿por qué
en el cine se enseñan tetas y no penes?”.
Imágenes de Cincuenta sombras de Grey