El primer largometraje de Carlos
Marqués-Marcet arrasó en el pasado Festival de Málaga, y proyecta hacer lo
mismo en los próximos Premios del Cine Europeo, donde ha sido nominada como
mejor ópera prima. Y no es para menos: el director se defiende de tal manera
con tan poco presupuesto que su película supone una clara referencia de cómo la
escasez de medios agudiza el ingenio.
QUÉ CUENTA: Álex (Natalia Tena) y Sergi (David Verdaguer) son pareja desde hace 7 años y están dispuestos a buscar un hijo. Pero de pronto, Álex recibe una beca para estudiar en Los Ángeles, lo que supondría el distanciamiento de la pareja durante un año.
Casi no importa qué cuentes sino
cómo lo cuentes. La historia de Marqués-Marcet es sencilla, lineal e incluso
predecible. Y no por ello es menospreciable. No necesita tramas secundarias ni
más de dos personajes en escena, porque el mensaje que transmite es tan claro y
potente como la vida misma. La película roza el realismo a la hora de reflejar
el costumbrismo tecnológico-sentimental al que todos hemos sucumbido en algún
momento de nuestras vidas d.F. (después de Facebook). 10.000 km
refleja el comportamiento humano ante la novedad: la aceptación, los celos, la
recuperación de la fe, y el cuestionamiento sobre qué es lo que queremos en la
vida.
Formalmente es muy bella. Mezcla
una estudiada fotografía e iluminación con típicas imágenes (que han pasado a ser ya de cultura
popular) que nos devuelve el uso de Skype, WhatsApp, Google Maps o Facebook. Su
primer plano secuencia es pura meticulosidad y no tiene nada que envidiar a
Richard Linklater y su saga comenzada con Antes
del amanecer (1995). Las redes sociales y las nuevas tecnologías están más
que presentes como medio para satisfacer lo que 10.000 kilómetros
de distancia ahonda en cada persona, como lo estarían en nuestras propias vidas
si la persona que más nos importa se alejase durante un año. Esta es una historia
que ha pasado, pasa y pasará entre miles de parejas que ven un futuro fuera de
su país, y sin embargo, es única por la forma en la que es narrada y completada
con miles de detalles. Uno de ellos, el regalo que otorga al espectador con la
canción Nothing matters when we're
dancing, de The Magnetic Fields.
Natalia Tena, raramente vista en
producciones españolas, pero curiosamente conocida por la serie Juego de Tronos (D. Benioff, D.B. Weiss,
2011) o la saga Harry Potter
(2001-2011), y David Verdaguer crean un balance perfecto. Comprometen al
público al identificarse con ellos hasta el punto de hacerle reir o llorar. Es
capaz de posicionarse a ambos bandos de la historia (Barcelona-Los Ángeles) y
entenderlos por igual. Porque aquí nadie tiene la culpa de nada. Como ocurre en
la vida real, las cosas pasan de manera circunstancial y cada uno busca lo que
le hace feliz, sin que nadie pueda remediarlo.
Te gustará si…
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Te gustó la narración de (500) días juntos (M. Webb, 2009)
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Piensas que España es un país con talento.
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Eres un estudioso del guión, los planos y en
definitiva, la narrativa audiovisual.
Imágenes de 10.000 km