Exactamente veinte años después de
que los hermanos (gamberros) Farrelly iniciasen su andadura en el cine con Dos tontos muy tontos (1994), vuelven
con una secuela en la que también sus actores principales, Jim Carrey y Jeff
Daniels, repiten en la piel de los más subnormales de la gran pantalla.
QUÉ CUENTA: Tras veinte años de permanente amistad con Lloyd (Jim Carrey), Harry (Jeff Daniels) se entera de que tiene una hija en el momento preciso en el que necesita ser trasplantado de riñón. Ambos amigos irán en su búsqueda, pero algún que otro traspiés surge durante el viaje.
Los personajes son lo más patético
que te puedes echar a la cara. Pero más mediocre aún es la sensación del
espectador al aguantar el desmesurado metraje de la película. El paso del
tiempo parece haber sido ignorado por los directores y los guionistas, que a la
hora de escribir los gags cómicos, parecen haber olvidado actualizar su humor
durante estos veinte años. Tanto la comicidad como los
personajes han sido congelados cual mito del cuerpo de Walt Disney: no ha
habido cambio alguno en sus vidas y todo está dispuesto para ser descubierto en
esta nueva entrega carente de malicia y sobrante de infantilismo. El problema
es que ni los actores son ya unos chavales a los que se les permita bromear
sobre pitos y tetas, ni los espectadores tienen ganas de presenciar su declive
cómico.
Jim Carrey parece estar pasado de
todo, pero aún así sigue intentando mostrarse apto para la comedia haciendo de
sí mismo una vez más. Jeff Daniels recibe mayor protagonismo narrativo y se
lleva el premio al tonto más cuerdo y al único que no está de paso en la historia.
Esperemos que quien sí esté de paso es Laurie Holden, vista en la serie de televisión
The Walking Dead (R. Kirkman, 2010) y
que aquí ejerce de mala malísima, echando por tierra el caché tan alto que había
guardado en la serie.
No hay gag que se salve. No es de
extrañar que la actriz Jennifer Lawrence haya preferido que su cameo se
censurase. Hasta Bill Murray hace una breve intervención en un homenaje
sinsentido a la serie Breaking Bad
(V.Gilligan, 2008), disfrazado y sin manera posible de reconocerlo. Suspenso
para los hermanos Farrelly, quienes supieron hacernos reír con Algo pasa con Mary (1998) o Amor ciego (2001), pero que deberían
revisar su forma de entender la comedia en pleno siglo XXI.
Te gustará si…
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Tienes 5 años.
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No esperas encontrar la originalidad de su predecesora.
Imágenes de Dos tontos todavía más tontos